miércoles, 15 de septiembre de 2010

Wakeboard: Buenos Aires tuvo un sorpresivo "Wake Attack"

Imprevistamente, los diques de Puerto Madero, los lagos de Palermo y el Monumento de los Españoles fueron ayer escenario de las audacias de Duncan Zuur, el famoso wakeboarder holandés que esta vez eligió a Buenos Aires como marco de una de sus habituales "incursiones pirata" en el corazón de las más grandes metrópolis del mundo

"¡Me gusta Buenos Aires porque es una ciudad que está loca!". La frase, que podría haber sido pronunciada por cualquier porteño con mayor o menor grado de satisfacción por el lugar donde vive, fue en cambio exclamada esta vez por un fugaz visitante que la volvió más loca que nunca.

El holandés Duncan Zuur se bajó de un avión en Ezeiza, tomó su tabla de wakeboard y a despecho de la sudestada que azotaba la ciudad, se lanzó sin más trámite a hacer lo suyo en el Dique 4 de Puerto Madero, los lagos de Palermo y hasta la fuente del Monumento de los Españoles.

"Podes hacer de todo, hay muchos sitios para practicar deportes y en muchos estilos, eso me gusta -agregó el audaz wakeboarder-. Hay lagos pequeños en medio de la ciudad y me dijeron que el Delta es Increíble… Es la primera vez que llego a este país, y es tan impresionante como me habían comentado".

Para el asombro de los desprevenidos transeúntes y automovilistas, a media mañana un malacate se instaló sobre el puente que cruza los Diques a la altura de la calle Perón y ante la azorada mirada del personal de la Prefectura, el acróbata con la tabla en los pies transitó raudamente y varias veces toda la longitud del espejo de agua.

Aunque satisfecho con la experiencia, decidió enseguida seguir explorando las aguas de la ciudad, esta vez frente al Planetario y más tarde en los lagos del Rosedal, donde una rampa lo esperaba para que satisficiera a los fanáticos con un giro volador del tipo "Switch 540". La tarde lo sorprendería después donde la escasa agua del Monumento de los Españoles le bastaría para desconcertar a los cientos de automovilistas que transitan cada minuto la intersección de las avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento.

"La idea de los wake attacks es llevar el wakeboard a la gente, mostrarlo en sitios donde técnicamente no se podría realizar -explicó Duncan-. Me gusta ir a sitios impensados, donde nadie creería que se puede hacer este deporte. La posibilidad de ser remolcado por un malacate (habitualmente esta función es cumplida por una lancha o semirrígido a motor) te permite ir a cualquier sitio: lugares históricos, a veces pequeños, monumentos, fuentes, lagos en medio de la ciudad, piscinas… ¡Donde quieras podés hacer wakeboard!".

De hecho, Buenos Aires siguió a Brasilia en la nutrida agenda de experiencias "pirata" o "intervenciones urbanas" de Duncan, que el pasado 9 de septiembre "tomó por asalto" el espejo de agua frente al Parlamente de la capital brasileña con el marco de las imponentes estructuras diseñadas por Niemeyer en la década del '60.

Aunque tras obtener cinco títulos nacionales entre 2000 y 2004 y el tercer puesto en el Mundial de la especialidad que se llevó a cabo en Sídney (Australia, 2003), el nombre de Duncan Zuur ya se había convertido en sinónimo de éxito en el wakeboard de alto rendimiento, hacia mediados de esta década el holandés decidió cambiar el foco de su carrera, dejar atrás la competencia tradicional y lanzarse -literalmente- a las aguas aún vírgenes del estilo libre y las exhibiciones urbanas.

Su nombre se volvió entonces aún más famoso, y en un plano más globalizado. Sobre todo, cuando en 2006 recorrió los canales de Ámsterdam remolcado por un helicóptero y poco después realizó los más impresionantes trucos en la piscina descubierta de la terraza de un rascacielos de Viena (Austria).

Pero quizá una de sus más insólitas y asombrosas aventuras fue la improvisada travesía enganchado a la popa de un ferry en el trayecto desde el Mar de Mármara a Badirma, para regocijo de la población de Estambul. Su último y resonante "wake attack" antes de Brasilia tuvo lugar en 2009, y en un escenario tan poco tradicional como la mismísima Plaza San Marcos, en el corazón de Venecia, cuando unos cuantos centímetros de agua volvían a inundar el lugar usualmente transitado por miles de turistas.

"Hay muchos sitios en el mundo increíbles, donde realmente me gustaría ir a hacer wake -confesó el holandés poco antes de dejar Buenos Aires-. Pero en realidad podría hacerlo en cualquier lugar que parezca divertido y adonde me lo propongan. Nunca diré ‘Perdón, no puedo hacerlo’, siempre voy a contestar: Ok, ahí estaré".

Prensa Red Bull Argentina

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